No sé si sabéis que la isla de Santorini, en el mar Egeo, es un pintoresco lugar que visitan miles de personas cada mes, y cuyo principal atractivo son los paseos en burro, ya que su escarpado paisaje no permite fácilmente el uso de otros vehículos. Y sin embargo, hace poco me encontré con esta noticia: «Los burros en la isla griega de Santorini están siendo gravemente heridos al ser obligados a llevar turistas con sobrepeso, según organizaciones benéficas de animales«. ¿Os preguntáis cómo puede ser? Os pongo en antecedentes.
Sobre todo en la agitada temporada de vacaciones veraniegas, entre mayo y octubre, hasta cinco cruceros al día pueden llevar a 1.200 turistas a la pintoresca isla. Conocida por sus colinas y senderos empinados, los burros se han convertido en un rasgo típico de Santorini, al ayudar a transportar personas a áreas a las que los vehículos no pueden llegar. Sin embargo, con el número de turistas obesos en aumento, los activistas por los derechos de los animales denuncian que los animales se ven obligados a llevar cargas más pesadas que nunca, además de que ya trabajan los siete días de la semana sin refugio, descanso o agua; esto los deja con lesiones en la columna vertebral y heridas por las monturas mal ajustadas. Además, estas organizaciones dicen que los lugareños han tenido que cruzar sus burros con mulas, que son más grandes y más fuertes, para que puedan transportar cargas más pesadas, y así hacer frente a la demanda que se está creando.
A pesar de que existe un código de práctica internacional para los equinos en actividad firmado por los funcionarios de la isla, junto con el santuario de burros del Reino Unido, muchos propietarios no siguen las directrices, ya que rara vez se aplican. Con la temporada de vacaciones tan extensa, se puede afirmar que estos animales trabajan casi todo el año, y en época de menos turismo, son usados como transporte de carga, ayudando en comercios, obras y demás. Aunque se recomienda que los burros no carguen más del 20% de su cuerpo, pocos se preocupan realmente de cumplir esa norma, y es que sería muy difícil andar controlando que todos los propietarios de asnos lo hicieran; es por eso que el problema se vuelve peor cada día.
Quizá se podría hacer algo así como el derecho de admisión: si tienes más de cierto peso, tienes prohibido montarte en burro para visitar Santorini; de hecho, camina un poco, y seguro que tu salud te lo agradecerá, jeje.